Bairoletto, un forajido criollo.



"El tiempo suele ser un prestidigitador maligno que transforma los gustos, las valoraciones, los prejuicios de la gente. Lo que ayer fue edificante hoy es una sandez, lo que fue aborrecible puede ahora ser destacable. De cortes de manga suele estar hecha la historia, sobre todo la de los mitos populares."



JUAN BAUTISTA BAIROLETTO

La constitución de mitos sobre estos bandidos expresa un intento de perpetuar su imagen y trayectoria a lo largo de los años. Bairoleto representa un caso en el que el mito no es sinónimo de falsedad u ocultamiento, sino un instrumento de autodefensa simbólica que surge como respuesta cultural a una realidad económica, social e ideológica que oprime y constriñe. El mito de Juan Bautista Bairoleto vehiculiza acciones contra hegemónicas o de resistencia y sirve como modo de organizar simbólicamente ciertos acuerdos o intereses comunes entre los pobladores pobres que sufren los estragos de un mismo tipo de dominación. Por su función utópica, se constituye en una forma simbólica clara y contundente que el pueblo elige para dramatizar situaciones como la violencia y arbitrariedad policial, desigualdad social, falta de representación política, etc.

Juan Bautista Bairoletto, nació en
Santa Fé en 1894 y fue un caso paradigmático de bandidaje social. Quinto hijo de un matrimonio de italianos que viajaron tras la promesa de un hogar próspero y prometedor, fue protagonista de innumerables andanzas delictivas que se transformaron en jugosas historias y anécdotas que los paisanos disfrutaron y disfrutan relatar. Los comienzos de su vida fuera de la ley estuvieron relacionados con un caso de abuso policial. Su trayectoria, estuvo relacionada con el coraje y la insolencia. Luego de varias entradas a la cárcel, el 22 de junio de 1925, salió por última vez, para ya nunca más volver a ser apresado. En su trajinar se mezcló con la realidad política y social de su época, como lo demostró su simpatía por el anarquismo. Su frondoso prontuario acumuló robos, hurtos, reparto de propaganda anarquista, asaltos y muertes. Pero ello no hizo mella en la admiración popular. Admiración que lejos de decaer se fue incrementando con cada nuevo crimen y nuevo escape, como si con esa admiración el puestero pobre, el trabajador de manos callosas, la mujer laboriosa, se tomaran una pequeña revancha de la policía, a la que él ridiculizaba con su libertad. Bairoleto vivía en Carmensa (sur de Mendoza) bajo el nombre de Francisco Bravo, junto a su esposa Telma Ceballos y sus dos hijas, Juana y Elsa, de 2 años y 9 meses respectivamente. El 13 de Setiembre de 1941 salió temprano, iba con la idea de buscar su caballo que estaba escondido en otro puesto y tenía miedo que eso le causara problemas al puestero. Supuestamente, iba a demorar unos días en volver. Pero inesperadamente regresó ese mismo día a la noche . Se sentía enfermo. La versión oficial (policial) da cuenta que fue muerto por efectivos policiales el 14 de setiembre de 1941 en Carmensa. La verdad fue otra. Hay algunos gritos al amanecer. La policía en principio confunde a Bairoleto con uno de los peones. Bairoleto se levanta de un salto, busca sus armas, y comienza el tiroteo. Hiere a uno de los oficiales. El tiroteo es intenso. Teme por la vida de su esposa e hijas. Al verse rodeado, sin salida, emprende su mas larga huida. Su mas brillante escape. Un plan que seguramente más de una vez había pensado. En un momento del tiroteo, él da vuelta su arma, se apunta ... y... dispara. - ...Juan se suicidó. No lo mataron, el se suicidó. Yo me levanté de la cama tras de él, protegiendo a las chicas. Veo que se pega el tiro y empieza a caer para atrás, se apoya en la pared y cae al piso. Luego, entró la policía y le tiraron ya muerto en el piso... (relato de Telma Ceballos). Una vez mas Juan Bautista Bairoleto, alias "el Pampeano", había huido. No pudieron con él sus enemigos, sedientos de sangre y venganza. Una vez más burló el cerco y cabalgó hacia pampas infinitas, hacia espacios inconmensurables. Una vez mas eligió la insolencia y la dignidad. Murió el hombre. Nació el Mito.

"Los que me lloran por muerto
Dejen ya de llorar
Vivo en el alma del pueblo
Nadie me puede matar."


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