Un adiós al regreso.




¿Qué manos, recogerán las libertades perdidas?,

quizá, las mismas que recogen las estrellas que mueren,

o tal vez, queden ahí para regocijo de algún ángel perverso.

Una lágrima sostengo en el hueco de mi mano,

¿quién podrá responder a mi pregunta?... cuando pregunto,

¿de qué están hechas las lágrimas?, que pesan tanto.

Que gusto a viento tienen las distancias.

Una barriada azul, allí entre las escarchas,

alborotando trinos de primaveras idas por detrás de las lomas,

inquietas de estar solas.

Esperando a aquel niño que se marchó en silencio,

con la boca partida de sabañón y hambre.

Nunca más fue a buscarte, terrón engramillado,

por los huellones hondos de los carros de paso,

embarazados todos de alfalfas y de pastos,

arrastrados por pechos, y el cortado de látigos que

no dejaban marcas... pero anunciaban algo.

Nunca volvió y quién sabe si ha de volver un año,

por detrás de la loma, algo muerto y cansado.

Para arrastrar los soles de sus días gastados,

y beber de las aguas de los ausentes charcos,

y de sus manos vuele, la inocencia de un llanto.

¿De qué están hechas las lágrimas?, que pesan tanto...

Que gusto a vientos, tienen las distancias...


José Larralde

1 comentario:

ignacio dijo...

q sarpada letra por favor, sabias palabras de larralde, muy bueno, saludos